domingo, 19 de junio de 2011

El icono de la Santísima Trinidad de Andrew Rubelv

Simbología del Icono
 
Los tres dedos unidos reflejan la unidad trinitaria, y los otros dos, la doble naturaleza de Jesús: humana y divina.
Las alas son del mismo color, y están unidas entre sí, simbolizando que Padre, Hijo y Espíritu Santo, son uno solo. También las aureolas, indicando la santidad. Los pedestales de oro sobre los que están sentados, haciendo distinción entre el mundo celeste y el terrestre.
Los bastones iguales que llevan los tres, como símbolo del poder de Dios, y como símbolo del peregrino, aquel que camina hacia la casa del Padre; mensajeros del amor gratuito e incondicional de Dios.

Y algo muy destacable también, son los ropajes; Padre, Hijo y Espíritu Santo, visten túnica y manto, sin embargo los colores de los tres, varían un poco. El Hijo viste una túnica roja, símbolo de la sangre, y de su naturaleza humana, y un manto azul, por su naturaleza divina. El Padre viste túnica azul, por su divinidad y su pureza, y un manto de color indefinido, pues Dios no es visto nunca. (“Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.”). Y el Espíritu viste túnica azul, símbolo de su divinidad, y manto verde transparente, por su fuerza creadora y eterna juventud.
Otros objetos destacables, son la mesa en la que están reunidos, que es la mesa Eucarística. En ella hay un espacio para cada hombre; estamos invitados a participar de esa cena, con corazón limpio y confiado. En ella se encuentra el cáliz y el cordero. El cáliz de Cristo (“Padre, si quieres aparta de mí esta copa; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.”), y el cordero Pascual, que libera a cada hombre y mujer. Los dos elementos son Cristo crucificado que da la vida por nosotros.
En dicha mesa, hay además un rectángulo en el mantel; en él se quiere indicar los cuatro puntos del mundo: norte, sur, este y oeste. Representa a todos los pueblos, que están llamados a participar en una misma comunión y unidad.

Además de los objetos más llamativos, alrededor de los ángeles, también hay otros elementos como una casa, un árbol y un monte. La casa está situada sobre el Padre. Representa la acogida y hospitalidad. La casa de Abrahán; esa casa podemos ser cada uno de nosotros, nuestro ser más profundo o quizá la casa que nos esperará un día, la casa del amor del Padre.

El árbol está situado junto al Hijo; simboliza el árbol de la vida, el de la cruz, el del amor infinito de Cristo a los hombres. Y el monte está sobre el Espíritu Santo; quiere simbolizar el lugar de Encuentro con Dios. Es una invitación a la oración, a sentarnos delante de Dios, a dejar todo lo nuestro y ponerlo todo en sus manos.

Los tres planos
-     En primer lugar, la reminiscencia del relato bíblico de la visita de los tres peregrinos a Abraham ( Gen 18,1-5) El comentario litúrgico lo descifra:  “bienaventurado Abraham, tú los has visto, has recibido a la divinidad una y trina”. Y la supresión de las figuras de Abraham y Sara invita a penetrar más profundamente y
 
 
2-     a pasar al segundo plano, el de la “economía divina”.Los tres peregrinos celestes forman “el consejo eterno” y el paisaje cambia de significado: la tienda de Abraham se convierte en el palacio-templo; la encina de Manbré, en el árbol de la vida; el cosmos, en una copa esquemática de la naturaleza, signo ligero de su presencia. El ternero ofrecido como alimento hace sitio a la copa eucarística.
 
Los tres ángeles, ligeros y esbeltos, nos muestran cuerpos muy alargados (catorce veces la cabeza en vez de siete, que es la dimensión normal). Las alas de los ángeles, así como la manera esquemática de tratar el paisaje, san la impresión inmediata de lo inmaterial, la ausencia de gravedad. La perspectiva invertida elimina la distancia, la profundidad donde todo desaparece en la lejanía y, mediante el efecto contrario, acerca las figuras, muestr que Dios está ahí y que está en todas partes.
 
Las tres personas están conversando – y el tema podría ser el texto de Juan: “Dios ha amado al mundo de tal manera que le ha dado a su hijo único”. (I jn 4,9) Ahora bien, la Palabra de Dios siempre es acto: toma la figura sacrificial de la copa.
 
3-     El tercer plano intra-divino sólo está sugerido, es trascendente e inaccesible. Sin embargo está presente, en tanto que la economía de la salvación fluye de la vida interior de Dios.
Dios es amor en sí en su esencia trinitaria, y su amor hacia el mundo sólo es el reflejo de su amor trinitario. El don de sí, que nunca es una falta, sino la expresión de la superabundancia del amor, está representado por la copa; los ángeles están agrupados alrededor del alimento divino. Los últimos trabajos de restauración han descubierto el contenido de la copa. La capa de pintura posterior que representaba un racimo, escondía el dibujo inicial: el cordero- que une esta comida celeste a la palabra del Apocalipsis- ha sido inmolado antes de la fundación del mundo. ( ver cita.....) El amor, el sacrificio, la inmolación, preceden al acto de la creación del mundo, están en su origen.
    
Los tres ángeles están en reposo que es la paz suprema del ser en sí; pero este reposo es embriagador, es un auténtico éxtasis, “la salida en sí misma”. Sa Gregorio de Nisa revela este misterio: “Es la mayor paradoja que la estabilidad y el movimiento estén en el mismo elemento.”


Fuente: http://www.dominicos.org/manresa/Trinidad2.htm
http://todoesdon.wordpress.com/2007/02/08/la-trinidad-de-rublev/

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