En ocasiones desearía ser un cineasta para poder llevar a la pantalla la cosas que me imagino. Hoy en la Eucaristía que celebramos en la cárcel de Bellavista logré comprender de una manera mística la manera cómo Dios actúa en las almas. Es impresionante ver un numeroso grupo de reclusos cantando como niños pequeños la villancicos en la Misa de Navidad.
¿Cúanto valen esas almas que estaban allí presentes? por un momento me imaginé abrazándolos a cada uno y sentándome a escucharlos a todos. ¿Cuántos buenas almas etaban allí simplemente por no conocer a Nuestro Señor? ¿Si tan sólo pudiera compartír con ellos una vigilia de oración frente al Santísimo? Estoy seguro que llorarían como niños pequeños...
En ocasiones me gustaría ser director de un centro penitencial para mejorar las instalciones y proporcionarles ropa limpia, pero ¿qué estoy diciendo? ¿por qué necesito ser director de una cárcel para hacerlo?
SAD
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