jueves, 26 de mayo de 2011

El Divino Talón...

Hoy comprendí que Nuestro Señor quiere que demos frutos. Bien sabemos que Él es la Vid y nosotros los sarmientos, y que la Vid produce uvas, pero ¿son estos los frutos que quiere Nuestro Señor? No, el Buen Dios no quiere UVAS, porque éstas son perecederas, caen por tierra y se pudren. Nuestro Señor no quiere nada que termine en este mundo, efímero o temporal. El Buen Dios desea VINO.

¿Y por qué quiere VINO en vez de uvas? porque el vino es signo de la eternidad y de la entrega. El vino no perece ni se pudre como las uvas, sino que, por el contrario, entre más tiempo pasa, mejor se pone. El vino "dura para siempre" y así quiere el Buen Dios que sean nuestros frutos: eternos.

¿Pero cómo se fabrica el VINO? Primero hay que cosechar los frutos, las uvas. No importa que tan grandes sean, o qué tan buen aspecto tengan, al final, lo único que importa es PISARLAS y MACHACARLAS, porque esa es la única manera como podrán dar su sangre y convertirse en vino de eternidad.

¿Y quién pisotea las uvas? son pisadas y machacadas por el Divino Talón de Nuestro Señor...

Hoy, queridísimo Corazón de Jesús, vengo a presentar las pocas uvas que hayas podido cosechar en este pobre sarmiento, y las presento a tu Divino Talón para que las pises y las machaques hasta que den su sangre y se puedan convertir en obras eternas, obras salvíficas, obras según tu Corazón, en vino de eternidad.

Hoy, queridísimo Corazón de Jesús, comprendí que para ser Santo no puedo aspirar más que a tu Amor y a tu Cruz...

Hoy, Madrecita Inmaculada, vengo con mi ofrenda como cordero llevado al matadero, para ser probado en el Amor extremo y purificador del Corazón de Jesús por medio de la Cruz, por medio del DIVINO TALÓN que convierte, por la Poderosa Intercesión de María, mis uvas en vino.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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