sábado, 21 de mayo de 2011

La Meditación

Frecuentemente necesitamos renovar nuestro encuentro personal con el Señor, este se da a través de la oración, en el diálogo de corazones, es esta vida de unión con el Amor que nos lleva a amar, a predicar, a anunciar a Quien cambia y da sentido a nuestra existencia.

Sin embargo, a veces parece que se disminuye nuestro ardor, y no solo porque se va el sentimiento, sino porque se reduce la convicción, porque no se orienta la voluntad hacia el Amor. ¿Cómo mantener viva la llama de amor? Pues como lo hizo María, meditando cada palabra en su corazón, haciéndola viva, esta es una característica de la oración que no podemos perder. Un convencido, convence; nunca le faltaran argumentos, pues lo vive, porque tiene la capacidad de ver el espíritu, lo sobrenatural de su vida cotidiana, porque así comprende qué le pide la Divina Voluntad, porque empieza a conocer el corazón de Dios. Si no se medita, no se crece en el amor, no hay conversión.

¿Qué dice el catecismo?
2705 La meditación es, sobre todo, una búsqueda. El espíritu trata de comprender el porqué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y responder a lo que el Señor pide. Hace falta una atención difícil de encauzar. Habitualmente se hace con la ayuda de algún libro, que a los cristianos no les faltan: las sagradas Escrituras, especialmente el Evangelio, las imágenes sagradas, los textos litúrgicos del día o del tiempo, escritos de los Padres espirituales, obras de espiritualidad, el gran libro de la creación y el de la historia, la página del “hoy” de Dios.
2706…Según sean la humildad y la fe, se descubren los movimientos que agitan el corazón y se les puede discernir. Se trata de hacer la verdad para llegar a la Luz: “Señor, ¿qué quieres que haga?”.
2708 La meditación hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Esta movilización es necesaria para profundizar en las convicciones de fe, suscitar la conversión del corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo. La oración cristiana se aplica preferentemente a meditar “los misterios de Cristo”, como en la lectio divina o en el Rosario. Esta forma de reflexión orante es de gran valor, pero la oración cristiana debe ir más lejos: hacia el conocimiento del amor del Señor Jesús, a la unión con Él.

Entonces, ¿Cómo empezar a meditar?
  1.   Invocar a María para que con el Espíritu Santo podamos hacerlo.
  2.   Desearlo con todo el corazón, el pensamiento, la imaginación, con todas nuestras fuerzas.
  3.   Se necesita la humildad y la fe.
  4.   Dejar que el Amor te dirija y guíe.
  5.   Unirse a Cristo y vivir como Tal.

1 comentario:

  1. QcD. ¿Sabes qué? me gustó mucho tu artículo, pero te faltó algo... hay una herramienta efectivísima para arder: El Corazón de Jesús. ¿Quién más puede hacer arder nuestro pecho sino el Costado Encendido de Cristo?
    Los devotos de este Divino Corazón tienen unas hermosísimas promesas hechas por Él a Sta. Margarita María de Alacoque: Escucha esta canción y las conocerás:

    http://www.youtube.com/watch?v=JSX9NExNAEE

    ResponderEliminar